Cuando se hace algo bien, aparece la envidia
Quizás porque a la mayoría de personas no les gusta quedarse en la sombra, mientras son otros los que brillan. Por eso es tan importante la humildad.
“Es cosa común que, cada vez que alguien hace algo bueno, se despierten en otros la envidia, las murmuraciones e incluso el deseo de perjudicarle. Esto sucede en mayor medida, cuando se trata de actos de especial importancia o personas que se han dedicado completamente a hacer el bien. Aunque también aparecen los elogios, pero usualmente con un dejo de resentimiento. ¿Por qué? Quizás porque a la mayoría de personas no les gusta quedarse en la sombra, mientras son otros los que brillan. Talvez tengan algo de culpa quienes reciben los elogios, por no prestar suficiente atención a quienes no son encomiados. Por eso es tan importante la humildad. Y esta se practica cuando nos guardamos nuestras buenas obras, evitando toda forma de envanecimiento. El que es elogiado debe, entonces, prestar atención a todos, para demostrar que tiene una virtud aún mayor. Porque, al final, todos somos importantes. Somos hermanos, todos. La envidia tiene también una función equilibrante, cuando quienes destacan por sus acciones no se protegen de la vanagloria. Esto no significa que no haya también una forma de envidia que no se deja sanar ni con la humildad de quienes actúan bien, o que no existan otras manifestaciones que se resistan a desaparecer, aún sin tener motivos de existir. También los hay quienes incitan a otros a envidarles.”
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 608 la Varsanufie şi Ioan, Scrisori duhovniceşti, în Filocalia XI, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 351)