Cuando sobredimensionamos nuestros problemas
Si nos sacudimos ese polvo y nos levantamos, viendo esos problemas a la luz de la eternidad, notaremos lo pequeños que se vuelven y cómo desaparecen frente a nosotros, porque nuestro corazón recibe las fuerzas necesarias para resolver en paz cualquier adversidad.
A veces, cuando tropezamos en nuestra vida cotidiana, las partículas del polvo de los problemas diarios que nos angustian, se levantan inmediatamente y parecen verdaderas montañas y acantilados listos para engullirnos en sus abismos sin fin.
Pero si nos sacudimos ese polvo y nos levantamos, viendo esos problemas a la luz de la eternidad, notaremos lo pequeños que se vuelven y cómo desaparecen frente a nosotros, porque nuestro corazón recibe las fuerzas necesarias para resolver en paz cualquier adversidad.
Y entonces nos damos cuenta de que aquellas montañas que nos parecían insalvables, esos problemas que parecían no tener solución, a la luz del tiempo se desatan fácilmente y se resuelven sin complicaciones.
(Traducido de: Arhiepiscopul Iustinian Chira, Convorbiri în amurg, Editura Dacia, Cluj-Napoca, 2006, pp. 188-189)