¿Cuando tienes una virtud? ¡Cuando sientes que brota de ti!
Si dices, “¿Qué debo hacer para ser humilde?”, “¿Qué más puedo hacer para alcanzar la humildad?”, significa que todavía no la tienes, que aún estás en su búsqueda.
En alguna parte del Paterikón se habla de un sacerdote que, debido a su inmensa bondad, había olvidado lo que era la malicia. No podía ser malo, porque era bueno. Alguien que es bueno en verdad, no puede ser malo. Alguien que es malo en verdad, no puede ser bueno, sino ocasionalmente.
En el Paterikón se nos relata también cómo el Padre Macario apaciguó a una persona —involucrada en una suerte de creencia idólatra— quien, al pasar cerca de un discípulo de aquel, lo insultó y luego lo golpeó. Cuando el Anciano Macario se enteró y le habló tranquilamente, aquel individuo, el idólatra, se azoró completamente. De esto podemos extraer una interesante conclusión, una que todos deberíamos tener en mente: Con una buena palabra, al que es malo puedes hacerlo bueno y con una palabra mala, al que es bueno puedes hacerlo malo. Ciertamente, si tienes el cuidado de hablarle con bondad al que es malo, le dejarás sin motivos para demostrarte maldad. Con una buena palabra, a que es malo puedes hacer bueno. Con una palabra mala, al que es bueno puedes hacer malo. No obstante, con una palabra mala, hasta al que es bueno puedes hacer malo, cuando no es plenamente bueno, como era aquel sacerdote que mencioné, quien, por su gran bondad, desconocía lo que era la maldad.
El Señor Jesucristo dijo: “aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas”. ¿Qué significa esto? “Hagan ustedes lo mismo”, es decir, sean buenos, mansos y humildes, al punto que de su corazón broten bondad, mansedumbre y humildad. ¡Qué importante es esto! ¿Cuándo tienes ya alguna virtud? Cuando dejas de buscarla, cuando sientes que la tienes, cuando sientes que brota de tí, cuando de ti empieza a rebosar. Si dices “¿Qué debo hacer para ser humilde?”, “¿Qué más puedo hacer para alcanzar la humildad?”, significa que todavía no la tienes, que aún estás en su búsqueda.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Cum putem deveni mai buni – Mijloace de îmbunătăţire sufletească, Editura Agaton, pp. 135-136)