Diez errores capitales de un padre de familia
El padre es el cimiento de la familia, fuente de autoridad, puerto de alegría, seguridad espiritual y material, perseverancia en la fe y poder de sacrificio por los demás.
1. Pasar demasiado tiempo en tu trabajo y dejar las migajas para tu propia familia. Jamás he escuchado a ningún anciano decir, al reflexionar sobre su vida: “Desearía haber pasado más tiempo en mi trabajo”.
2. Pensar: “Pasaré más tiempo con mis hijos cuando crezcan”. Ese momento no llegará nunca. De hecho, inmediatamente después de llegar a la adolescencia, nuestros hijos desearán convivir cada vez menos con los “viejos”.
3. Asumir que el “tiempo de calidad” es más importante que la “cantidad de tiempo”. ¿Realmente crees que unas vacaciones familiares, una vez al año, son suficientes? Te equivocas rotundamente. El verdadero “tiempo de calidad” es el de cada día; la interacción de cada mañana y de cada noche constituye una herencia y un lazo irrompible.
4. Pensar que “es mejor divorciarnos, que pasarnos todo el tiempo discutiendo”. Las estadísticas sobre cuestiones familiares arrojan resultados contundentes: un matrimonio intacto es mejor para los niños que el divorcio. Lo mejor es acudir a un buen consejero familiar y evitar la separación.
5. Pensar que “mi linda vecina seguramente podría satisfacerme mejor como mujer que mi propia esposa”. Todos somos pecadores. Solamente Cristo puede satisfacer nuestras más profundas necesidades.
6. “Dejaré que sea mi esposa la que se encargue de las cosas de la iglesia”. Cuando tus hijos te vean orando, entenderán que también tú te hallas bajo la autoridad de alguien. Con esto comprenderán y valorarán más tu autoridad sobre ellos, sabiendo que es la expresión de una amorosa paternidad.
7. Pensar ingenuamente, “no hay problemas de drogas y alcohol en la escuela de mis hijos ni cerca de ellos”. Piénsalo nuevamente... y habla con tus hijos sobre los riesgos de experimentar con cosas dañinas que luego crean dependencia.
8. Pensar: “Soy un desastre como padre”. Puede que hayas cometido errores. Algunos de ellos quizás muy graves. ¡Pero, nunca es demasiado tarde para acercarte a tus hijos!
9. Asumir que alguien les hablará de sexualidad. Ellos son curiosos y esperan conocer tu perspectiva. Si no eres tú, quien les hable del tema podría terminar estropeando su forma de pensar para siempre.
10. La tentación de creer que tu esposa debe hacerlo todo. Para ti, ella es chófer, empleada, cocinera, madre, amiga y esposa. ¡Respétala!