Dar con alegría
Si damos con alegría, damos mucho, aunque demos poco. Si damos mucho, pero con pesar, en realidad damos poco.
El labrador arroja las semillas con alegría, aun sin saber qué cosechará. Entonces, más feliz debe sentirse aquel que, en vez de un huerto, cultiva el Cielo. Si damos con alegría, damos mucho, aunque demos poco. Si damos mucho, pero con pesar, en realidad damos poco. Así fue como aquella viuda que puso las dos monedas que le quedaban terminó dando más que quienes habían dado bolsas enteras de dinero. ¿Por qué? Porque dio con toda el alma. Alguien preguntará: “¿Cómo es posible que un pobre dé con el corazón todo lo que tiene?”. Preguntémosle a la viuda, y ella nos enseñará cómo proceder. Sólo así aprenderemos que una mano mezquina no es fruto de la pobreza. Porque aun en la pobreza podemos ser generosos, y también podemos ser avaros a pesar de vivir holgadamente.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Cuvinte alese, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2002, p. 54)