De cómo Dios nos concede el don de la oración
Cuando practicas la humildad, cuando cultivas los buenos pensamientos, cuando actúas con obediencia y cuando no te sientes más de lo que eres, Dios te concede (el don de) la oración.
Cuando el hombre alcanza la conciencia de su nimiedad, cuando entiende que solo no puede hacer nada y que la oración es un don que se otorga a “los humildes y a los de corazón contrito”, entonces la oración viene a él. Y no importa si tiene o no experiencia en esto.
Así pues, cuando practicas la humildad, cuando cultivas los buenos pensamientos, cuando actúas con obediencia y cuando no te sientes más de lo que eres, Dios te concede (el don de) la oración.
(Traducido de: Ieromonahul Savatie Baștovoi, Puterea duhovnicească a deznădejdii, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2014, pp. 32-33)