Palabras de espiritualidad

De cómo el hombre actual atormenta su propio cuerpo y su alma

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

En el mundo actual, los hombres crucifican su cuerpo, pero no con sus impulsos y deseos, sino por causa de esos apetitos y pasiones.

“Los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos” (Gálatas 5, 24). No obstante, en el mundo actual todo es completamente al revés: los hombres crucifican su cuerpo, pero no con sus impulsos y deseos, sino por causa de esos apetitos y pasiones. ¿Cómo? Comiendo sin medida, bebiendo, cometiendo actos lujuriosos, bailando y festejando todo el tiempo. Ni siquiera el granjero más cruel atormenta de ese modo al ternero más perezoso de su hacienda.

Si nuestro cuerpo fuera libre y pudiera razonar, lo primero que diría sería algo en contra de su amo, el alma, porque esta suele inmiscuirse ilegítimamente en los asuntos que le atañen únicamente al cuerpo, llenándolo de pasiones que no dejan de incordiarlo.

(Traducido de: Sfântul Teofan ZăvorâtulTâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 17)