Palabras de espiritualidad

De cómo fue salvado uno que había sido castigado por blasfemar

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

Translation and adaptation:

El santo se hizo presente, iluminando el siniestro lugar. Les tendió un pliego a los demonios, una sentencia, ordenando que dejaran en paz a aquel hombre.

En un poblado de la isla de Corfú (Grecia) tuvo lugar, hace ya algún tiempo, un suceso extraordinario del que puede extraerse una gran enseñanza. En una casa de dicho lugar vivía una pequeña familia. La mujer tenía menos de cuarenta días de haber dado a luz, razón por la cual permanecía gran parte del tiempo acostada, para reponerse, y cuidando del recién nacido. Un día, cuando su esposo abrió la ventana y se puso a husmear lo que había afuera, como era su costumbre blasfemó contra las cosas de Dios. En ese mismo instante, ante él se hizo presente un grupo de demonos, quienes se lo llevaron volando a una cueva que había en las cercanías de dicho poblado. Allí era donde vivían.

Los demonios atormentaron y golpearon al pobre hombre durante varios días. Este, además del terrible pavor que le inspiraban los espíritus inmundos, sufría también por no haber comido nada en todo ese tiempo. Tal parece que les había concedido muchos derechos a los demonios. Era un gran pecador y nunca se había confesado; por eso, los demonios le echaban en cara, una y otra vez, todos los pecados que había cometido. Le mostraban hasta la basura que había barrido siendo domingo, porque también esto es pecado (trabajar en el día del Señor).

Finalmente, el hombre espabiló y se llenó de una profunda contrición, invocando el auxilio de San Espiridón. Entonces el santo se hizo presente, iluminando el siniestro lugar. Les tendió un pliego a los demonios, una sentencia, ordenando que dejaran en paz a aquel hombre. Estos, obedeciendo, lo alzaron nuevamente y lo llevaron a las afueras de la ciudad. Viéndose libre, el hombre volvió a casa y, sobrecogido, relató todo lo que le había tocado vivir. Dios permitió que sufriera, para que volviera a la contrición y también para que no volviera a blasfemar jamás.

Fuente: marturieathonita.ro/pedepsirea-hulitorului/