De cómo podemos hacer de nuestra vida espiritual una llena de frutos y propósito
Ser cristiano no consiste solamente en soportar el sufrimiento con alegría, sino también perdonar con compasión a quienes lo causan, y orar a Dios por ellos.
Soportar todo mal y toda ofensa, no devolver mal por mal, perdonar con absoluta compasión cualquier ataque, calumnia o injusticia. Eso es lo que significa ser de Cristo: sentirse siempre crucificado para el mundo, perseguido por él, agredido, escupido, despreciado. El mundo no acepta a quienes llevan a Cristo en su interior, del mismo modo que no aceptaría al mismo Cristo. El martirio es el estado en el que el cristiano da fruto. Esto es algo que debemos compartir a los demás. Para los ortodoxos, el martirio significa purificación, limpieza. Ser cristiano no consiste solamente en soportar el sufrimiento con alegría, sino también perdonar con compasión a quienes lo causan, y orar a Dios por ellos, tal como lo hicieron el Señor y el archidiácono Esteban. Por eso, aprende a orar de esta manera: “Señor, Tú que eres paciente y lleno de clemencia, concédeme el poder de soportar y perdonar; hazme generoso y humilde”.
(Traducido de: Părintele Iustin Popovici, Credința Ortodoxă și viața în Hristos, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Bunavestire, Galaţi, 2003, p. 15)