De cómo tenemos que asumir nuestro rol de cristianos en este mundo
Podemos vivir en el mundo, amando a todos en nuestro corazón, como dice San Serafín de Sarov: “Sálvate a ti mismo, y a tu alrededor miles más se salvarán”.
¿Cuál es el límite entre la confianza excesiva en tus propias fuerzas, tan llenas de las cosas de este mundo y sus pasiones, y el verdadero ascetismo?
—La paz con este mundo es igual a la enemistad con Dios. “No améis las cosas del mundo”, se nos dice en la Santa Escritura. ¿Qué significan esas palabras? Que no tenemos que ser amigos con lo que encarna este mundo. Porque este mundo promete muchas cosas, pero no nos da nada más que tristeza y decepción. Tenemos que despreciar, no al mundo per se, sino a las pasiones que perviven en él.
En su Carta a los Corintios, el Santo Apóstol Pablo dice: “Os dije en mi carta que no tratéis con los lujuriosos; pero no me refería, de un modo absoluto, a todos los lujuriosos de este mundo, a todos los avaros, ladrones o idólatras, pues en tal caso tendríais que salir de este mundo.” (I Corintios 5, 9-10). Podemos vivir en el mundo, amando a todos en nuestro corazón, como dice San Serafín de Sarov: “Sálvate a ti mismo, y a tu alrededor miles más se salvarán”.
(Traducido de: Îndrumar creștin pentru vremurile de azi: convorbiri cu Părintele Ambrozie (Iurasov) ,vol. 2, Editura Sophia, 2009, pp. 88-89)