¿De dónde viene el alimento que nuestra alma necesita?
Nuestra alma necesita del mismo alimento celestial. Ese es el alimento que a todos nos falta en nuestro paso por esta vida.
El hombre fue creado a partir de dos elementos: de la arcilla, el cuerpo, y del hálito de Dios, el alma. Ambas partes tienen sus leyes y sus necesidades. El cuerpo necesita aire, alimento, agua y luz. Lo mismo que el alma. El alma tiene su propia hambre y su propia sed. Pero este mundo no tiene ninguna clase de alimento para el alma. Este mundo, con todos sus placeres y todo su oro, no le puede ofrecer al alma ni siquiera una simple corteza de pan.
El alma tiene hambre y sed de Dios. “Mi alma tiene sed de Ti, por Ti suspira mi carne como tierra sedienta” (Salmos 62, 2). El alimento del alma viene de lo Alto, del Cielo. En su viaje a Canaán, los israelitas se alimentaron en el desierto con el maná que caía del cielo y con agua de manantial, es decir, con agua y pan de Dios. También nuestra alma necesita del mismo alimento celestial. Ese es el alimento que a todos nos falta en nuestro paso por esta vida.
(Traducido de: Părintele Iosif Trifa, Mai lângă Domnul meu, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2003, p. 63)