Palabras de espiritualidad

De la diferencia entre las pasiones que afectan a los monjes y las que afectan a los laicos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Siendo extraordinariamente ingenioso, el demonio sabe cómo atacar a cada uno, según el estado en que nos encontramos.

Otra clasificación de las pasiones se refiere a las pasiones de los monjes y a las de los laicos. Debido a que la forma cenobítica de vida difiere en mucho de la forma secular de vida, también difireren las pasiones específicas para cada una de estas dos categorías. San Juan Climaco enseña que “si para quienes viven en el mundo, la codicia es la raíz de todos los males, lo mismo es la gula para los monjes”. Para ilustrar esta tesis, el santo afirma que “algunas pasiones brotan en el interior del alma, pasando después al cuerpo; otras siguen el camino contrario. Esta segunda posibilidad se aplica especialmente a quienes viven en el mundo, en tanto que la primera es para quienes viven en la soledad”.

En este orden de ideas, hay diferencias entre las pasiones que surgen en caso de enfermedad, tanto en lo que respecta a los monjes como a los laicos: “Los demonios de la ira, y algunas veces, los de la blasfemia, se acercan a quienes viven en el mundo, en sus momentos de enfermedad. Quienes se han apartado del mundo, si pueden satisfacer con suficiencia todas sus necesidades, son atacados por el demonio de la gula y el demonio de la lujuria. Y si tienen que morar en lugares sin comodidad y entre privaciones, tendrán siempre como vecino al demonio de la desidia y la tristeza”. En consecuencia, las tentaciones difieren según sea el caso, dependiendo del estado espiritual de cada quien, de su forma de vida, pero también de otros factores. Siendo extraordinariamente ingenioso, el demonio sabe cómo atacar a cada uno, según el estado en que nos encontramos.

(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos VlachosPsihoterapia ortodoxă: știința sfinților părinți, traducere de Irina Luminița Niculescu, Editura Învierea, Arhiepiscopia Timișoarei, 1998, pp. 297-298)