Palabras de espiritualidad

De la fuerza de la Gracia de Dios y el devenir de la humanidad

  • Foto: Adrian Sarbu

    Foto: Adrian Sarbu

No nos dejemos llevar por lo que impone la masa. Que nuestro criterio fundamental sea solo la Verdad, la cual debe ser vivida en el alma. El hombre es un mcirocosmos en el cual reposa un macrocosmos, un mundo entero.

Padre, ¿qué es lo que produce tanta división entre las generaciones actuales?

—Esta es una pregunta que muchas personas me hacen, aunque, en realidad, no veo su propósito… ¿Por qué? Porque es posible que, después de un período de descenso en la historia, venga uno de ascenso. Por eso, tendríamos que plantearnos esas cuestiones en general, no solamente en lo que concierne a nuestros tiempos actuales. Personalmente, me siento muy optimista; podría decir mucho más, pero no quiero hacer de “profeta”. Siento que estos momentos de descenso pasarán pronto. Y la razón de mi optimismo es que estoy convencido de que no importa la influencia desde fuera o los problemas que enfrentemos, que jamás podrían vencernos. Es la Gracia de Dios lo que vence siempre, porque, además, no puede ser vencida. Y esto no lo digo yo, sino la Escritura, y la Escritura no puede ser engañada, mucho menos vencida. Y el que vive en comunión con la Escritura, vivirá lo mismo que la Escritura.

Así pues, no nos dejemos llevar por lo que impone la masa. Que nuestro criterio fundamental sea solo la Verdad, la cual debe ser vivida en el alma. El hombre es un mcirocosmos en el cual reposa un macrocosmos, un mundo entero… Tenemos que llorar la tragedia del mundo entero como si fueran nuestros propios pecados. Si no te ocupas de la salvación del que está a tu lado, tampoco tú te salvarás. Luego, el problema no depende del momento histórico, sino de los momentos que vivimos en cualquier estadio del momento histórico. El error más grande es que el hombre se aísla solo. ¡Qué gran equivocación! Fuimos creados para la cración entera. Nuestra mayor alegría tiene que consistir en ver a nuestros semejantes.

(Traducido de: Arhimandritul Arsenie PapaciocCuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003,  pp. 13-14)