Palabras de espiritualidad

De la virtud de la obediencia

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

De los tres votos monacales, la obediencia incondicional ha demostrado ser el más duro, por dos motivos completamente opuestos: el primero, la endeblez del ser, y el otro, su personalidad.

De los tres votos (monacales), el más difícil es el de la obediencia, porque debe vencer las pasiones de la mente que discute con Dios en vez de obedecerle sin rechistar.

De los tres votos monacales, la obediencia incondicional ha demostrado ser el más duro, por dos motivos completamente opuestos: el primero, la endeblez del ser, y el otro, su personalidad.

La disciplina de la obediencia levanta al ser de su debilidad, a la vez que expulsa el orgullo de la personalidad. La obediencia hace que los ociosos y los perspicaces desentierren sus talentos, y protege a los talentosos del asalto de la vanagloria.

Aún cuando se materialice la santidad, ni siquiera esta puede quitar el amparo de la obediencia.

A Dios le obedecemos, incondicionalmente, durante toda la vida y sin excepción. Sin embargo, si nuestros mentores en las cosas de Dios —como los stárets y los padres espirituales— caen en herejía y, en consecuencia, pueden ser suspendidos de sus funciones por parte de la Iglesia, quedamos eximidos de obedecerles, por haber retorcido la fe correcta y haber dejado de dar testimonio de la voluntad de Dios. No obstante, la obediencia a la Iglesia debe mantenerse.

Los monasterios sin vida comunitaria han debilitado los votos de obediencia y pobreza, por eso se han convertido una forma decadente de monaquismo.

(Traducido de: Extras din O sinteză a gândirii părintelui Arsenie Boca în 800 de capete, ediţie electronică)