Palabras de espiritualidad

De las tentaciones que nos envía el maligno cuando nos ocupamos de nuestra alma

  • Foto: Adrián Sarbu

    Foto: Adrián Sarbu

Translation and adaptation:

Cuando leemos cosas mundanas, no nos aburrimos y ellas no nos aburren. Pero, una vez pasamos a los libros santos, empezamos a pensar en nuestro final y en la salvación; con esto azuzamos al maligno, lo irritamos, golpeamos su maldad, y él se revuelve en contra nuestra, atacándonos.

Lees diarios y revistas; son lecturas ligeras y agradables, todo el mundo cree en ellas con facilidad. Pero, mejor leamos los “diarios” espirituales o, especialmente, los libros de la Iglesia, o de oraciones... Desde luego, esto no es sencillo para el corazón y es posible que empiecen a atormentarte las dudas y la incredulidad, y que una cierta oscuridad y disgusto te rodeen. Muchos dan testimonio de ello. ¿Por qué ocurre esto? No por la naturaleza, por supuesto, de los libros, sino por la de los lectores, por su calidad de corazón y, lo más importante, por causa del demonio, el enemigo de la humanidad y de todas las cosas santas. Él toma las palabras que hay en sus corazones. Cuando leemos cosas mundanas, no nos aburrimos y ellas no nos aburren. Pero, una vez pasamos a los libros santos, empezamos a pensar en nuestro final y en la salvación; con esto azuzamos al maligno, lo irritamos, golpeamos su maldad, y él se revuelve en contra nuestra, atacándonos. ¿Qué podemos hacer? Ante todo, no hay que dejar el trabajo de la virtud, las lecturas que benefician a nuestra alma, la oración... Hay que ser pacientes y, gracias a la paciencia, nos salvaremos: “Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas” (Lucas 21,19), dice el Señor.

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Cum ne mântuiește Dumnezeu. Sfaturi de urmat pentru toată vremea, traducere din limba rusă de Corina-Alexandra Toader, Editura Sophia, București, 2012, pp. 222-223)