Es buena la lágrima de contrición. Es buena, también, la oración pura, de noche y de día. Es buena, asimismo, la paciencia ante los insultos, la práctica de los trabajos manuales y la participación en los oficios litúrgicos, tal como buena es la costumbre de hablar poco y buena es la conversación sin risas. Buena es también la abstinencia con equilibrio, y bueno es comer ordenadamente y con mesura.

Bueno es pensar en la muerte y también es bueno imitar la vida de los santos. Bueno es evitar la insolencia y buena es la amonestación que nos da la humildad divina. Como dice el Apóstol, tenemos que probar todo y quedarnos con lo que es bueno.

Agradezcámosle a Dios por el día de hoy, y también por haber podido cumplir con nuestro canon de oración, aunque seamos débiles. Lo mismo, para el día de mañana: pidámosle a Dios que nos dé fuerzas y firmeza, acompañándonos incluso en nuestras actividades físicas cotidianas, consolándonos en lo espiritual y multiplicando lo que necesitamos y lo que nos es de provecho en Cristo Jesús, nuestro Señor, a Quien debemos toda gloria y todo poder, por los siglos de los siglos. Amén 

(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Catehezele mari. Cartea a II-a​, traducere de Laura Enache, Editura Doxologia, Iași, 2018, pp. 109-112)