De los dones que Dios nos concedió a todos
En el Día del Juicio tendrás que rendir cuentas por haber hecho sufrir al Dios que hay en ti, como en cada uno de nosotros.
Cristo en nosotros crece y se desarrolla. Así, en el Día del Juicio tendrás que rendir cuentas por haber hecho sufrir al Dios que hay en ti, como en cada uno de nosotros. Dios nos concedió determinados dones, y es nuestro deber hacerlos crecer. Todos somos responsables por los dones que Él nos dio. Puede que no los conozcamos y que los mantengamos ocultos, pero tendremos que responder por ellos en el Juicio postrero.
Después de morir conoceremos nuestra verdadera medida, hasta dónde tendríamos que haber cambiado para bien. Porque nos llevará nuestro ángel guardián. Después de haber pasado por los peajes etéreos (en donde conoceremos y reconoceremos nuestras faltas), iremos al Cielo y se nos mostrarán las medidas que tendríamos que haber alcanzado, en función del número de talentos que recibimos de Dios al ser bautizados. Según sea el número de esos talentos, sabremos a dónde debimos haber llegado con santidad en la vida terrenal. Y si no cumplimos esa medida, tendremos que pagar por haber amado más la indolencia que a Dios Mismo.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Lupta duhovniceasca cu lumea, trupul și diavolul, ediție revizuită, Editura Agaton, Făgăraș, 2009, p. 15)