De por qué es necesario tener un padre espiritual
Nuestro egocentrismo nos lleva a ignorar a nuestro padre espiritual y a intentar trazarnos solos el camino espiritual que hemos de seguir.
“No podemos permitirnos no tener un guía espiritual, un preceptor”, decía San Gregorio el Teólogo. Al contrario, él consideraba una degradación no tener en esta vida un orientador espiritual. Nuestro egocentrismo nos lleva a ignorar a nuestro padre espiritual y a intentar trazarnos solos el camino espiritual que hemos de seguir. Pero ¿es posible avanzar espiritualmente, cuando despreciamos a nuestro padre espiritual, al representante de Cristo? ¿Es esto posible, cuando nos basamos solamente en nuestro egocentrismo?
Cierto es que no hay nadie que no se equivoque, porque no hay nadie perfecto, y por eso en todo momento estamos en peligro de caer en el engaño y errar. Todos somos así y siempre necesitaremos que nos aconsejen. Acordémonos de que San Atanasio el Grande era aconsejado por su discípulo, Pablo el Simple. También el Apóstol Pablo, cuando era tenía el don de ver con el espíritu y era ya un hombre de importancia considerable entre los primeros cristianos, recibía consejos de sus hijos espirituales (v. Hechos 19, 28-32 y Hechos 21,17-27).
(Traducido de: Arhimandritul Vasilios Bacoianis, Duhovnicul și spovedania, traducere din lb. greacă de pr. Victor Manolache, Editura de Suflet, București, 2012, pp. 89-90)