Palabras de espiritualidad

De por qué no es aconsejable que un clérigo se entretenga con perros y aves domésticas

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

No olvides que esto podría provocar no sólo el murmullo, sino también la condena por parte de los fieles, al ver en la casa de su jerarca o párroco ruidosas aves y perros pequeños, que todo lo inundan con sus gritos y ladridos, allí en donde todo tendría que ser digno y piadoso.

«Además de los amenos cantos de los hombres y demás tonadas gozosas, tenemos también el canto de las aves —es decir, los loros, los ruiseñores, las palomas, los canarios y otros pájaros similares— y el ladrido de los perros pequeños, animales que son alimentados con habitual despilfarro en las casas de muchos laicos, aunque también en las de algunos clérigos y piadosos. Por tal razón, tomando en cuenta el perjuicio que esto representa, además de su banalidad, te suplico, como clérigo que eres, que renuncies a todo eso, si lo hay en tu casa, porque es impropio de un prelado mantener animales en su residencia episcopal. No olvides que esto podría provocar no sólo el murmullo, sino también la condena por parte de los fieles, al ver en la casa de su jerarca o párroco ruidosas aves y perros pequeños, que todo lo inundan con sus gritos y ladridos, allí en donde todo tendría que ser digno y piadoso».

(Traducido de: Sfântul Nicodim Aghioritul, Paza celor cinci simţuri, Editura Egumeniţa, Galaţi, p. 141)