De por qué tenemos que poner toda nuestra esperanza en Dios
Cuando el cazador y el soldado parten a cumplir con su labor, no solo no se asustan, sino que se esmeran en lo que hacen, aunque no sepan sin caerán heridos o si se salvarán y volverán indemnes…
Un día, mientras conversaban sobre diversos asuntos concernientes a la vida espiritual, un monje le dijo a otro: “Yo estoy muerto para el mundo”. Y el otro le respondió: “Hermano, no pongas toda tu esperanza en ti mismo, mientras tengas vida, porque si dices: ‘estoy muerto’, debes recordar que el maligno pervive, y tienes que luchar todo el tiempo por librarte de su influencia. Cuando el cazador y el soldado parten a cumplir con su labor, no solo no se asustan, sino que se esmeran en lo que hacen, aunque no sepan sin caerán heridos o si se salvarán y volverán indemnes. Del mismo modo, pues, el monje debe luchar contra los demonios, pero no confiando en sí mismo, sino poniendo toda su esperanza en Dios”.
(Traducido de: Proloagele, volumul 1, Editura Bunavestire, pp. 454-455)