¡Déjale a Dios todas tus preocupaciones!
Como un niño pequeño y débil, abandónate en Él y únetele. Cuéntale todas tus aflicciones, háblale de tus carencias, pídele Su consejo y Su auxilio en todos tus asuntos.
Acércate, hermano querido, al Señor y déjale todas tus penas, todos tus problemas y todas tus aflicciones. Déjale, ante todo, la carga de tus pecados y sentirás inmediatamente un descanso indescriptible y un gran alivio espiritual. Como un niño pequeño y débil, abandónate en Él y únetele. Cuéntale todas tus aflicciones, háblale de tus carencias, pídele Su consejo y Su auxilio en todos tus asuntos. Mantén la paz en todo momento. Confía en Él y descansa en Él. Aprende a descansar tan sólo en el Señor.
(Traducido de: Preot Iosif Trifa, Mai lângă Domnul meu, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2003, p. 10)