Palabras de espiritualidad

Del deber del sacerdote de entregarse a su rebaño

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Qué grande es el dolor que sientes cuando tu conciencia te reprende! Entonces, mantente atento a la responsabilidad que tenemos para con esas almas que se nos ha encomendado guiar a la salvación.

Hermano sacerdote, no olvides que tendrás que responder por cada alma y hasta por el más pequeño de tus hermanos. Sé afable y compasivo con todos, buscando siempre la paz de los demás y también la tuya. No les cierres las puertas de la iglesia, porque todos necesitamos salvarnos. Imparte tu amor a todos y siembra la paz a tu alrededor, ahora que puedes hacerlo, porque ¡qué difícil es después, cuando tu conciencia te reprende, pero ya no hay nada que puedas hacer! Porque el tiempo pasa y no hay forma de recuperarlo. Al decir esto, pienso en mí mismo… ¡cuántos remordimientos me atormentan, pero ya no tengo cómo reunir a aquellos a quienes, a lo largo de mi vida, he enfadado, o les he hecho caer en tentación!

Y es que, ¡qué grande es el dolor que sientes cuando tu conciencia te reprende! Entonces, mantente atento a la responsabilidad que tenemos para con esas almas que se nos ha encomendado guiar a la salvación. ¡Que ninguno de esos fieles nos juzgue por no haberlos sabido conducir! Porque un buen pastor hace buenas a sus ovejas y sabe cómo cuidarlas de los lobos, devolviéndoselas todas, sanas y salvas, a su Amo. Pero, el que es un mal pastor, incluso a las buenas ovejas las vuelve malas.

(Traducido de: Arhimandritul Ioanichie Bălan, Părintele Paisie Duhovnicul, Editura Trinitas, Iaşi, 1993, p. 102)