La visión espiritual de Dios no pertenece a la esfera de los sentimientos (lo sensible), ni a planos ópticos, sino que es la unión hipostática y el vínculo del ser creado con la “Existencia” no-creada de Dios; no con Su naturaleza o esencia, sino con las acciones o energías divinas, de acuerdo con la capacidad de aquel que “sufre” la visión espiritual.

Cuando Moisés pidió ver a Dios —del modo en que él se lo imaginaba—, escuchó que Él Mismo le decía que esto es imposible, y pudo verle solamente la “espalda”, es decir, Sus cualidades o características divinas.

Aquel que se halla en la visión espiritual de Dios, puede dar testimonio de que entre lo creado y lo no-creado no hay ninguna semejanza, y que “si expresar a Dios es imposible, pensarlo es aún más imposible” (San Gregorio el Teólogo).

(Traducido de: Gheronda Iosif Vatopedinul, Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 20-21)