No tenemos que descuidar la confesión…

—Desde luego que no. Y que nadie se atreva a acercarse a la Santa Comunión sin haberse confesado. Las oraciones que lee el sacerdote tienen la Gracia del Espíritu Santo de Dios, porque así fue como nuestro buen Padre Celestial dispuso que fueran perdonadas las faltas que has cometido. Confiesas los pecados que has cometido hasta ese momento, junto con todo lo que te venga a la memoria, y solo después te acercas al Santo Cáliz. Porque los Santos Misterios son como un fuego que calcina, que quema todos los pecados, todas las faltas y todos los malos pensamientos. Y si no estás atento, podrías verte en peligro de que ese fuego te queme a ti también.

Por eso es que dice el Santo Apóstol Pablo: “Que el hombre sea tentado y aun así se acerque a los Santos Misterios, porque por eso muchos de vosotros estáis enfermos, muchos sufrís, porque se acercan a los Santos Misterios sin preparación”. No hay nadie digno de comulgar, ciertamente, porque en el Cáliz está Dios, Jesucristo, pero en lo que esté a nuestro alcance, y en tanto nos lo permitan los Santos Cánones de la Iglesia, esforcémonos en estar cerca.

(Traducido de: Starețul Dionisie – Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, pp.178-179)