Dice San Juan el Evangelista: “no seáis como niños en vuestros pensamientos”, y nosotros tenemos que demostrarlo; no escribimos “notitas” en un papel cualquiera, ni arrojamos palabras vacías. Desde luego, un niño lo hace desde su inocencia. Oye hablar de algo, cree que es bueno… son etapas por las que pasa cada niño. Una vez aprende a escribir, se empieza a manifestar profusamente de esa manera; pero, en lo que respecta a nosotros, no tenemos que seguir siendo niños en nuestros pensamientos.

(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soț ideal, soție ideală, Editura Anastasis, 2001, p. 64)