¡Demuestra tu amor y tu paz ahora que puedes!
Demuestra tu amor y tu paz ahora que puedes, porque, más tarde, cuando tu conciencia te reprenda, ya nada podrás hacer.
Tú, como sacerdote, serás inquirido por cada alma y por el más pequeño de tus feligreses. Sé, pues, manso con todos, buscando su paz y serenidad, así como también las tuyas. Todos debemos salvarnos. Demuestra tu amor y tu paz ahora que puedes, porque, más tarde, cuando tu conciencia te reprenda, ya nada podrás hacer. Porque el tiempo pasa y no podemos cambiar ya nada. Pienso en mí mismo... ¡cuántos remordimientos tengo, pero me es ya imposible reunir a todos esos a quienes he enfadado y ofendido!
¡Qué dolor tan grande produce el remordimiento! Nosotros, como sacerdotes, no debemos perder de vista que tenemos una enorme responsabilidad para con las almas que hemos juntado para salvarse. Que no nos reprochen que no les hemos aconsejado y enseñado a distinguir lo que es pecado. Porque un buen pastor forma buenas ovejas, protegiéndolas de los lobos y entregándoselas a su Señor sanas y sin faltar ninguna. Pero un mal pastor incluso a las que eran buenas las hace malas.
(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Părintele Paisie Duhovnicul, Editura Trinitas, Iaşi, 1993, p. 102)