Palabras de espiritualidad

Desde la muerte de Cristo, nadie más muere en soledad

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cada uno de nosotros tiene la opción de morir junto con Cristo, para así poder resucitar juntos.

La muerte es la consecuencia del pecado, dice el Apóstol Pablo; luego, la muerte per se no es pecado. Así, cuando Cristo asimila en Sí mismo todo lo humano —a excepción del pecado—, asimila también la experiencia de la muerte. Todos los padecimientos que sufrimos, se los entregamos a Él para que los sane. Y es que Él pasó por los distintos estados del ser humano, “atravesó todas las edades del hombre”, como decía San Gregorio el Teólogo, quien agrega: “fue un recién nacido, después un niño, un adolescente y un adulto; vivió la agonía y también probó la muerte”. Puede que muchos nos preguntemos para qué hizo eso. Y la respuesta es sencilla: para que en cada etapa de nuestra vida nunca estuviéramos solos. Así pues, las famosas palabras “cada uno muere solo”, no son de ninguna forma cristianas: desde la muerte de Cristo, nadie más muere en soledad. Cada uno de nosotros tiene la opción de morir junto con Cristo, para así poder resucitar juntos.