La Gracia de Dios viene a morar únicamente en aquel que es humilde y manso. Solamente ahí encuentra descanso el Espíritu de Dios. ¿Qué dice el profeta Isaías? “¿En quién voy a fijarme? En el humilde y contrito”.

Dios quiere que tengamos al menos un poco de humildad, para poder emparentarnos con Él, y después todos Sus dones vendrán en abundancia, uno tras otro. De alguna manera, Dios le debe al hombre humilde mucha Gracia, la cual le concede profusamente, sin que este se la pida. Esta es una ley divina. Por eso es que la Escritura dice: “Dios resiste a los soberbios y da Su Gracia a los humildes”.

Así es como Dios dispuso las cosas. “Soy humilde” significa: “Tengo la Gracia de Dios”. El que es muy humilde recibe mucha Gracia por parte de Dios, porque es como una esponja que absorbe el don que viene de lo alto.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovnicești, Vol. V Patimi și virtuți, Editura Evanghelismos, București, 2007, p. 168)