¡Dios está cerca, no lo dudes!
Estas palabras resonaron como una campana en el alma del soldado miedoso. Y siguieron resonando hasta que acabó la guerra.
En tiempos de guerra, un soldado que era conocido por su carácter timorato fue enviado en una misión de reconocimiento. Todos sabían que era un miedoso. Por eso, cuando escucharon al comandante darle órdenes para que partiera a reconocer el terreno, solo, no pudieron más que echarse a reír sonoramente. Pero hubo un solo soldado que guardó la compostura. Con un gesto afable, se le acercó a su compañero y empezó a darle ánimo. Sin embargo, sus palabras de coraje parecieron caer en saco vacío. El pobre soldado asustradizo dijo: “¡Estoy seguro de que me voy a morir! ¡El enemigo está muy cerca!”. “¡No temas, hermano, Dios está más cerca!”, le respondió aquel buen compañero. Estas palabras resonaron como una campana en el alma del soldado miedoso. Y siguieron resonando hasta que acabó la guerra. Y nuestro protagonista, otrora un cobarde, volvió a casa lleno de medallas y condecoraciones… por su valor. ¡De tal modo lo “transfiguraron” aquelas palabras: “¡No temas, hermano, Dios está más cerca!”! ¡Que Dios te dé salud y te conceda Su paz!
(Traducido de: Episcopul Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi, vol. 1, Editura Sophia, București, 2002, pp. 139-141)