¡Dios está más cerca de lo que creemos!
Cada cristiano debe ser un “cristóforo”. ¿En dónde está Cristo? ¿Cuál es el lugar de nuestro Señor Jesucristo en la existencia humana? En primer lugar —y especialmente—, en el corazón.
El hesicasmo tiene el propósito de renovar realmente al hombre, no de darle unos ‟brochazos” superficiales, sino transformarlo verdaderamente en su interior. El hesicasmo, en sus profundidades, siempre se ha ocupado del corazón del hombre. Los padres espirituales han considerado, de acuerdo a las palabras del Santo Apóstol Pablo, que el lugar de Dios es el corazón. No dice que Dios descienda a la mente del hombre. Aunque se afirma que la mente es el trono de Dios, el Trono de Dios, de hecho, es el corazón. Pero no en el sentido de tomar un corazón, abrirlo, y poder ver ahí a Dios. No, porque Dios nu puede ser visto, pero nosotros siempre nos hallamos en Su presencia, en nuestro corazón. Con el Bautizo, Dios entra en el corazón del hombre.
En la Filocalia (tomo I) encontramos un texto de Diadoco de Fótice, en el que afirma que, antes del Bautismo, la maldad, el demonio ocupa el corazón y actúa de adentro hacia afuera; pero, con el Bautizo, el corazón viene a ser ocupado por nuestro Señor Jesucristo, por la Gracia de Dios, que obra desde adentro hacia afuera, en tanto que el demonio trabaja para corromper al hombre, esta vez desde afuera hacia adentro. Así, el hombre deviene en cristiano, en “portador” de Cristo. Todos hemos oído hablar de Cristóbal Colón, el descubridor de América. ¿De dónde viene ese nombre, “Cristóbal”, “Cristóforo”? ¿Qué significa? Significa “portador de Cristo”. Tal como Teóforo significa “portador de Dios” o Pneumatóforo significa “portador del Espíritu”. Entonces, cada cristiano debe ser un “cristóforo”. ¿En dónde está Cristo? ¿Cuál es el lugar de nuestro Señor Jesucristo en la existencia humana? En primer lugar —y especialmente—, en el corazón.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Cum putem deveni mai buni – Mijloace de îmbunătăţire sufletească, Editura Agaton, p. 136-137)