Dios no creó robots: el hombre tiene voluntad
El hombre tiene alma, mente y libertad, y es capaz de las más ingeniosas y espontánesas iniciativas, creaciones y sentimientos, que le hacen la vida bella, interesante, amada.
Pensemos qué pasaría si Dios no nos hubiera creado como seres libres, si fuéramos como piezas de una enorme maquinaria, que, al pulsar un mando, empieza a moverse y a ejecutar sus movimientos, de acuerdo a los planes de su constructor. Soy incapaz de creer que la humanidad, compuesta de tales engranajes, podría ser tan siquiera interesante.
Ni para esos engranajes sería interesante vivir, siendo gobernados de tal manera, ni para Dios habría sido satisfactorio construir un juguete mecánico de tal naturaleza. ¡Hasta los niños abandonan sus juguetes luego de un tiempo! Dejan de interesarles. Ser libre significa, pues, no ser como un juguete mecánico.
Por tal razón, el hombre tiene alma, mente y libertad, y es capaz de las más ingeniosas y espontánesas iniciativas, creaciones y sentimientos, que le hacen la vida bella, interesante, amada. Por eso es que los hombres desean vivir mucho, lo más posible, y anhelan vivir también en la eternidad.
(Traducido de: Mitropolitul Antonie Plămădeală, Tâlcuiri noi la texte vechi, Editura Sophia, Bucureşti, 2011, p. 34)