Palabras de espiritualidad

¡Dios nos ama más de lo que el demonio nos odia!

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¿Has comenzado a amar a tu enemigo? No te aísles. Aunque tu dedo pequeño te parezca insignificante, tiene un valor muy importante en la estructura de tu cuerpo. Y es que si amáramos a todos los demás como a Cristo, dejaríamos de ver sus errores y pensar en el castigo que —según nosotros— se merecen.

Cristo dijo: “Ámense los unos a los otros...”, “Amen a sus enemigos”. Esta es la respuesta.

Aunque no te parezca agradable, este sacerdote tiene la gracia para atarte y desatarte. Por eso debes dejar de juzgar al clero. Debemos caracterizar la Iglesia de acuerdo a las palabras del Señor. Nadie empieza a oficiar las enseñanzas del Señor, sin las palabras del Señor. Pero, fíjate, en el camino fueron sucediendo muchas cosas: Un Pedro se desvió, lo que no significa que la enseñanza cristiana no haya sido verdadera. Y Pedro rectificó completamente, dejando atrás su error.

“¡Dios nos ama más de lo que el demonio nos odia!”. He aquí una enseñanza extraordinaria que todos debemos retener.

¿Saben qué quiero decirles con todo esto? ¡Que somos culpables de que el otro sea culpable! ¡Esta es la respuesta! Es decir, debes amarlo, debes evitar odiarlo y, gracias a tu postura moral, cristiana, la gracia de Dios le ayudará, aunque no le hayas dicho ni una sola palabra... pero tuviste el coraje de apreciarlo y no lo odiaste. Con esto ya hiciste bastante por él. “¡Señor, ten piedad!”. ¿Has comenzado a amar a tu enemigo? No te aísles. Aunque tu dedo pequeño te parezca insignificante, tiene un valor muy importante en la estructura de tu cuerpo. Y es que si amáramos a todos los demás como a Cristo, dejaríamos de ver sus errores y pensar en el castigo que —según nosotros— se merecen.

(Traducido de: Arhim. Arsenie Papacioc, Cuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003,  pp. 195-196)