Dios nos concede lo que le pedimos… si es para nuestro bien
La ayuda más poderosa la recibimos cuando nadie puede socorrernos y nos dirigimos de todo corazón solamente a Dios.
¡Que Dios bendiga tu esmero! Hay una ley espiritual inquebrantable: Dios nos concede siempre lo que le pedimos, si es para nuestro beneficio. El santo auxilio está siempre listo para salir a nuestro encuentro, porque se mantiene a nuestro lado. Pero tenemos que pedirlo. La ayuda más poderosa la recibimos cuando nadie puede socorrernos y nos dirigimos de todo corazón solamente a Dios.
Pero si confiamos más en nuestras fuerzas humanas, Dios no interviene. Es como si dijera: “Esperas lograrlo tú solo. Confías en el ídolo de tu propia persona. Entonces, sigue esperando en él…”. Que el Señor nos conceda una espíritu contrito, un corazón compungido y humilde (Salmos 50, 18), para que acudamos siempre solamente a Él.
(Traducido de. Ne vorbește Sfântul Teofan Zăvorâtul – Scrisori, traducere de Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, p. 24)