Dios nos da la Gracia para que podamos enfrentar el dolor
Si tenemos en nuestro corazón la Gracia de Dios, podremos enfrentar con gran facilidad cualquier adversidad, en paz, con valentía, por Cristo, por nuestra salvación, para librarnos del pecado.
Todos enfrentamos en esta vida una gran cantidad de aflicciones. Es decir que cada quien carga con su propia cruz. No hay nadie en este mundo que no lleve una cruz. Por eso, para poder cargar con facilidad la cruz de Cristo, misma que nos da el Señor, porque dice: “Mi yugo es suave y Mi carga ligera” (Mateo 11, 30), necesitamos la Gracia de Dios. ¿Por qué, entre quienes padecen la misma enfermedad, algunos pierden la esperanza y viven aterrados, en tanto que otros saben sobrellevar el dolor con serenidad, diciendo: “Que se haga la voluntad de Dios”? En virtud del hecho de que en unos habita la Gracia de Dios y en los otros, no.
Si el hombre cumple con los mandamientos de Dios, si tiene humildad, el Señor le envía Su Gracia. El Señor no le quita la cruz al hombre, porque sin ella no nos podemos salvar. Sin embargo, Él le da la Gracia necesaria para soportar todas las penas. Si tenemos en nuestro corazón la Gracia de Dios, podremos enfrentar con gran facilidad cualquier adversidad, en paz, con valentía, por Cristo, por nuestra salvación, para librarnos del pecado.
(Traducido de: Cum să biruim iubirea de arginți, Editura Sophia, București, 2013, p. 37)