Aconsejar a los hijos es un deber de todo padre. ¿A qué le temes? Las palabras pronunciadas con amor nunca son ofensivas, mientras que el déspota no consigue nada con su actitud. Para que el Señor bendiga a tus hijos y los libre de penas, debes orar día y noche. ¡Dios es piadoso! Él tiene muchas formas de impedir los infortunios, medios que nosotros no seríamos capaces de imaginar. Él es el sabio Conductor, Bondadosísimo y Todopoderoso, y nosotros somos parte de Su Reino. Entonces, ¿a qué esperamos? Él no abandona nunca a los Suyos en la adversidad. Una sola cosa debe preocuparnos: no enfadarlo, para que no nos borre del número de los Suyos.

(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul: 300 de sfaturi înțelepte pentru părinți de la sfinți și mari duhovnici, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, p. 119)