Dios siempre busca nuestra salvación
Todo proviene de Dios, incluso la salud y la enfermedad. Y todo lo que proviene de Dios se nos ha dado para nuestra salvación…
«Acepta tu enfermedad, pensando en que Dios te la envió para tu salvación. Y, soportando con mansedumbre ese estado, entenderás que te hallas en el camino que lleva directamente al Paraíso… El camino al Cielo es angosto y complicado… Y ya te hallas en él. Debes estar atento, entonces, a no perder de vista tu anhelo de salvación.
Todo proviene de Dios, incluso la salud y la enfermedad. Y todo lo que proviene de Dios se nos ha dado para nuestra salvación… Y aunque intentemos entender cómo lo que recibimos de Dios nos ayuda a salvarnos, no lo conseguiremos. Dios nos envía algunas cosas para amonestarnos, como nuestro canon de penitencia. Otras, para tranquilizarnos y hacernos espabilar. Otras, para librarnos de los peligros en los que podrímos haber caído si estuviéramos sanos. Otras, para que el hombre tenga paciencia y se haga merecedor de una recompensa mayor. Otras, para purificarnos de determinadas pasiones, y por otros motivos también».
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi înțelepte, traducere de Cristea Florentina, Editura Cartea Orodoxă, p. 219)