Dios sufre con los que sufren
Si Jesucristo sufrió todo el mundo, ¿por qué el sufrimiento de los hombres habría de ser inútil y vano? Dios conoce todo. El Día del Juicio Él pondrá en Su balanza al que sufrió sin maldecir, al que sufrió, orando... A los que sufrieron por causa de otros y oraron por sus victimarios, por los buenos y por los malvados, porque Dios puede hacer que el hombre vuelva de su falta de fe y maldad.
Cuando estuve en prisión y pude ver a muchos muriendo con la oración en sus labios, a otros que oraban por los que los torturaban y otros que, estando presos junto a sus hijos, oraban por todo el mundo, entendí que verdaderamente Cristo es Quien sufre en nosotros.
No en todo el que sufre mora Cristo, porque si maldice, Cristo no habita en él. Sin embargo, debemos tratarlo, como dijo N. Paulescu, como si efectivamente Cristo habitara en él. Todas esas cosas que me tocó vivir penetraron fuertemente en mi corazón, no sólo en mi mente... No como una especulación intelectual cualquiera, que secamente afirma que el que sufre lleva a Dios en sí mismo. Quienquiera que sufra, debemos sentir compasión por él.
Esta verdad la entendí en la prisión, con el corazón, con la mente, con el alma: Dios sufre con los que sufren. Si Jesucristo sufrió todo el mundo, ¿por qué el sufrimiento de los hombres habría de ser inútil y vano? Dios conoce todo. El Día del Juicio Él pondrá en Su balanza al que sufrió sin maldecir, al que sufrió, orando... A los que sufrieron por causa de otros y oraron por sus victimarios, por los buenos y por los malvados, porque Dios puede hacer que el hombre vuelva de su falta de fe y maldad.
(Traducido de: Părintele Cheorghe Calciu, Cuvinte vii, ediţie îngrijită la Mănăstirea Diaconeşti, Editura Bonifaciu, 2009, p. 139)