Dos formas de amor
En ambas formas de amor, quienes te rodean, es decir, tus padres, tus hermanos, tus amigos y tus hermanas dejan de entenderse contigo, porque a ti lo único que te preocupa es el ser amado.
¿Cómo podemos darnos cuenta de si somos para el monasterio o para el mundo, viviendo en la sociedad actual? ¿Hay alguna diferencia entre el amor en el mundo y el amor del monasterio?
—En ambas formas de amor, quienes te rodean, es decir, tus padres, tus hermanos, tus amigos y tus hermanas dejan de entenderse contigo, porque a ti lo único que te preocupa es el ser amado. Hay una “semana ciega” para el matrimonio y otra para el monasterio. Pero esta no tiene que ser verdaderamente “ciega”, es decir, como sinónimo de desconocimiento total (por eso es que se le llama “ciega”, porque no ves nada más).
Es bueno dar rienda suelta a ese amor, que hace que nadie te entienda. Está claro que ambas opciones son buenas: casarte o irte al monasterio. ¿Han observado cómo nadie entiende a una chica que ha decidido hacerse monja? Aunque sus padres le digan: “Espera un poco”, ella sigue firme en su determinación.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soț ideal, soție ideală, Editura Anastasis, 2001, p. 81)