Dos hermanas inseparables: la humildad y la paciencia
Tienes que hacerte humilde y esforzarte en tener paciencia, para que haya paz en tu alma, de acuerdo a los preceptos del Señor.
«¿Qué puedes hacer? Todos tenemos una debilidad: la ambición de tener siempre la razón. El problema es que con ese deseo enfadamos siempre a los demás y terminamos acusando a todos ante el juicio de Dios. Recuerda que, como dice San Isaac el Sirio, la autojustificación no está admitida por la ley evangélica... Por eso es que se nos dice con claridad y contundencia: “A quien te golpee la mejilla derecha, ofrécele también la otra”.
Basándose en la ley evangélica, todos los santos y padres espirituales afirmaban —al unísono— que para vencer cualquier tentación necesitamos de la humilad y la paciencia. Luego, tienes que hacerte humilde y esforzarte en tener paciencia, para que haya paz en tu alma, de acuerdo a los preceptos del Señor Mismo, Quien dice: “Aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas”».
(Traducido de: Sfântul Ambrozie de la Optina, Sfaturi pentru familia creștină, Editura Platytera, București, 2006, p. 102)