El acto de bendecir
Al bendecir, el cristiano invoca el nombre de las personas de la Santísima Trinidad y hace la Señal de la Cruz sobre lo que bendice.
La bendición es un antiquísimo acto de culto que los judíos practicaban cotidianamente. El pueblo era bendecido por los clérigos (sacerdotes y jerarcas), los niños eran bendecidos por sus padres y los más pequeños por los más grandes. El bendecido era investido con la autoridad de aquel que le había bendecido, tomando como testigo a Dios Mismo. Los cristianos se bendicen los unos a los otros, así como a sus obras; bendicen lugares (como donde se empezará a construir una casa, etc.), los campos y los huertos, el ganado, los alimentos y, en general, el medio en el que viven. Al bendecir, el cristiano invoca el nombre de las personas de la Santísima Trinidad y hace la Señal de la Cruz sobre lo que bendice. Por medio del Bautismo, el cristiano entra, en compañía del cosmos entero, en un nuevo tiempo, el que fuera marcado por la obra de Cristo. Por medio de la bendición, el corazón es introducido en el espacio de la Iglesia como institución divino-humana. El hombre bendice diversas actividades, consciente de que estas no pueden ser llevadas a cabo sin el actuar divino. Distintas formas y fórmulas de bendición son acompañadas siempre de la Señal de la Cruz. El sacerdote ortodoxo bendice, haciendo la Señal de la Cruz sobre la realidad bendecida, uniendo los dedos de la mano derecha, de manera que se formen, del modo más fiel posible, las letras griegas IC.XC., Jesucristo.
(Traducido de: Vasile Răducă, Ghidul creştinului ortodox de azi, Editura Humanitas pp. 84-85)