Palabras de espiritualidad

El afecto de los padres por sus hijos

    • Foto: Ioana Stoian

      Foto: Ioana Stoian

Todos estos niños, inevitablemente, cuando crezcan habrán de sufrir algún problema psicológico.

El niño necesita de mucho amor y afecto, tanto como de nuestra guía. Él quiere que permanezcas a su lado, para que pueda contarte sus problemas y recibir de tu parte besos y consuelo.

Cuando es pequeño, el niño a veces se muestra agitado y travieso. Entonces, tomándolo en brazos, la mamá lo arrulla, lo besa, lo abraza... y el pequeño se tranquliza. Luego, si desde una edad temprana el niño es colmado de amor y afecto, más adelante podrá enfrentar con brío todos los problemas de la vida.

Sin embargo, en nuestros días, la mayoría de niños ven a sus padres solamente por la noche y por muy poco tiempo... y se quedan vacíos de amor. Si los padres son médicos o maestros, y se mantienen ocupados todo el tiempo atendiendo a otros niños, cuando regresan a casa ya no les queda nada de afecto para sus propios hijos. Se siente extenuados, sin “baterías”..

Al volver a casa, el padre se sienta en el sofá, toma el diario y se pone a leer, ignorando a sus hijos, quienes empiezan a buscarle e insistirle, pidiéndole algunas palabras y atención. Entre tanto, la madre se va a la cocina a preparar la cena, así que tampoco tiene tiempo para sus pobres retoños, que van creciendo sin amor. O también tenemos el caso de los militares, que están acostumbrados a castigar severamente a sus subordinados, y desearían imponer esa misma disciplina en sus hogares, reprendiendo duramente a sus hijos y hasta escarmentándolos físicamente por cualquier nimiedad. O el caso de algunos jueces, que no son capaces de mostrar un poco de cariño por sus hijos, y que cuando estos cometen alguna travesura, les “abren un proceso” a nivel doméstico.

Todos estos niños, inevitablemente, cuando crezcan habrán de sufrir algún problema psicológico.

(Traducido de. Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte Duhovnicești IV, Viața de familie, Editura Evanghelismos, 2003, p. 103)