El aire de nuestra alma
Debes apartarte sin demora de la compañía de los que no creen, porque entre ellos no podrás sostenerte con tus alas (no podrás volar), y terminarás cayendo.
Tal como el ave que, cuando vuela, busca siempre las corrientes más generosas de aire en las alturas, así también tú, hermano, busca siempre la manera de huir lo más rápido posible de los descreídos, porque si te quedas entre ellos tus alas no podrán resistir mucho tiempo, e inexorablemente caerás.
Te lo repetiré: al igual que un ave que regresa con premura al aire en donde puede volar sin problemas, también tú debes apartarte sin demora de la compañía de los que no creen, porque entre ellos no podrás sostenerte con tus alas (no podrás volar), y terminarás cayendo.
Dios es el aire de tu alma. Sin ese aire, tu alma inevitabemente caerá en el polvo y, a semejanza de las serpientes, se quedará ahí, arrastrándose en la inmundicia.
(Traducido de. Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 45)