El alma humilde sigue el ejemplo de la Madre del Señor
La Madre del Señor está en un lugar más alto que todos, en lo que respecta a la humildad; por eso la honran todos los pueblos del mundo y le sirven todos los poderes celestiales.
Bendita sea el alma humilde, porque el Señor la ama.
La humildad de los santos es exaltada en Cielos y tierra, y el Señor les concede la gloria de estar a Su lado: “Donde Yo esté, estará también Mi siervo” (Juan 12, 26). La Madre del Señor está en un lugar más alto que todos, en lo que respecta a la humildad; por eso la honran todos los pueblos del mundo y le sirven todos los poderes celestiales. Y a ella, como Madre Suya, el Señor nos la dio para que sea nuestra auxiliadora y protectora.
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2011, p. 92)