El alma pura goza incesantemente del amor divino
Quien con denuedo ha obtenido los frutos del amor, no se aparta jamás de éste, aunque sufriera miles de males.
Un alma pura es esa que ha escapado de toda iniquidad y se regocija del amor divino. Es condenable poner el alma en contra de su propia naturaleza. La pureza es un estado sereno del alma, en el que ésta se hace imposible de activar para el mal.
Quien con denuedo ha obtenido los frutos del amor, no se aparta jamás de éste, aunque sufriera miles de males. Un ejemplo de ello es Esteban, discípulo de Cristo, y quienes se le han imitado. Incluso el mismo Señor, pidiéndole con devoción a Dios el perdón de quienes le mataban, porque no sabían lo que hacían.
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Patru sute de cugetări creștine, Editura Credința Strămoșească, Iași, 1998, p. 49)