El altar se llena de ángeles durante la Divina Liturgia
“¡Si al menos todos pudieran ver qué cosas suceden durante el Himno de los Querubines, cuando el sacerdote lee la oración!”.
Durante el Himno de los Querubines, el beato oficiante no siempre se hallaba solo en el altar, sino que era rodeado por legiones de ángeles que glorificaban a Dios, llenando de gozo la atmósfera y participando también en la Divina Liturgia. Se mantenían cerca de él, hasta tocarle con sus alas, y él contemplaba con admiración sus rostros vivaces.
Cierta vez, mientras realizaba la Gran Entrada, una monja que estaba en las primeras filas vio cómo el padre Jacobo parecía flotar en el aire, entrando nuevamente al altar sin posar los pies en el suelo. Aturdida, sólo pudo persignarse, porque era la primera vez que veía un milagro. Cuando la Divina Liturgia finalizó y la monja se acercó al padre para recibir la bendición, este le dijo con candidez:
—Hoy la Liturgia fue un poco diferente.
Al oir esas palabras, la monja se llenó de valor y le relató lo que había visto durante la Gran Entrada. El stárets hizo como si no era con él la cosa y solamente le pidió que le no contara a nadie lo que había visto.
Otra vez, explicándole a un diácono sus responsabilidades, le habló con profunda devoción de sus experiencias:
—Ah, padre mío, ¡si al menos todos pudieran ver qué cosas suceden durante el Himno de los Querubines, cuando el sacerdote lee la oración! ¡Todos se estremecerían! Los ángeles se elevan y descienden nuevamente, de forma invisible... ¡Cuántas veces he sentido sus alas tocándome los hombros!
(Traducido de: Stelian Papadopulos, Fericitul stareţ Iacov Ţalikis, stareţul Mănăstirii Cuviosului David, traducere de Ieromonah Ştefan Nuțescu, Editura Evanghelismos, Bucureşti, 2004, pp. 120-121)