El amor busca solamente el bien
La vida sería insoportable si nos pusiéramos a enumerar todos los comentarios recibidos y todas las crisis de irascibilidad de los demás, o si les pidiéramos explicaciones y que se excusen por cualquier ofensa que nos provoquen.
¡He aquí lo que puede hacer el amor! El amor cristiano no repara en los defectos de la persona, sino que busca cómo cubrirlos. Cada uno de nosotros tiene defectos, cada uno puede volverse desagradable para los demás, debido a determinadas particularidades. Esto es algo con lo que todos nos podemos encontrar en algún momento. Luego, hay que saber que la vida sería insoportable si nos pusiéramos a enumerar todos los comentarios recibidos y todas las crisis de irascibilidad de los demás, o si les pidiéramos explicaciones y que se excusen por cualquier ofensa que nos provoquen. Hasta nuestras mismas relaciones de familia se volverían imposibles. El amor cubre los pecados, buscándoles y encontrándoles explicación. En el alma de cada quien, incluso en la del más grande de los pecadores, hay una semilla de bien, porque el mal es, algunas veces, consecuencia de la desnaturalización de ese bien germinal. El amor es compresivo y compasivo. Al amor le gusta encontrar, en cualquier lugar y en cualquier momento, el bien, porque cree en él. Por eso es que lo busca en todas partes. Es un don de Dios que nos exhorta a comportarnos con mansedumbre ante los defectos de los demás, permaneciendo siempre exigentes y severos con nosotros mismos. No es una forma de cobardía, sino que es un amor celestial, superior, que, en vez de hundir en la oscuridad, busca la parte luminosa del hombre. El amor perdona a todos los que tienen el corazón petrificado, encontrando siempre excusas para quienes ofenden a los demás.
No olvidemos que el amor verdadero, que permanece siempre inmutable, no viene de nosotros, sino de Él. Mientras más cerca vivamos de la fuente, más y con más constancia podremos beber de sus aguas.
(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p. 95)