El amor cristiano
¿Qué es el amor, sino esa fuerza misteriosa que trasciende lo circunstancial y el exterior del otro —su presencia física, nivel social, origen étnico, capacidad intelectual— y llega hasta el alma, la única “raíz” personal del ser humano, la parte divina que hay en él?
El amor cristiano es la “imposibilidad posible” de ver a Cristo en el otro, quienquiera que sea, y a quien Dios, por Su oikonomia eterna y mística, decidió traer a mi vida, aún por solamente unos instantes, no como una oportunidad para “hacer una buena acción” o un ejercicio de caridad, sino como el comienzo de una unión eterna en Dios Mismo. Porque, en verdad, ¿qué es el amor, sino esa fuerza misteriosa que trasciende lo circunstancial y el exterior del otro —su presencia física, nivel social, origen étnico, capacidad intelectual— y llega hasta el alma, la única “raíz” personal del ser humano, la parte divina que hay en él? Si Dios ama a cada persona, es porque Él conoce el preciosísimo tesoro y absolutamente único, el alma o el “ser” que Él nos concedió a todos y cada uno. El amor cristiano es, entonces, la participación en ese conocimiento divino y el don de ese amor divino. No hay amor “impersonal”, porque el amor es el milagroso descubrimiento de la “persona” en el “hombre”, de lo único y personal en común y general. Es el descubrimiento de lo que puede ser “amado” en cada persona, lo que es de Dios.
(Traducido de: Pr. Prof. Alexander Schmemann, POSTUL CEL MARE, Ed. Univers enciclopedic, Bucureşti, 1995, p.26)