El amor de Dios abarca a todos
Nuestro Señor es benevolente con todos, con los pecadores que quieren renunciar a ese estado de pecado, y con los pecadores que cambian su vida con el don divino y se vuelven santos con Su poder.
Es una gran alegría saber que el primer heredero del Paraíso fue un ladrón contrito. ¿Por qué? Porque ayuda a que no pierdan el coraje aquellos que, habiendo obrado el mal, vuelven a la senda de nuestro Señor Jesucristo. Esto hace que se animen y comprendan que nuestro Señor Jesucristo no da a nadie por perdido y que salva a todos los que quieren ser salvados, con la condición de que renuncien al mal y vuelvan al bien.
El ladrón que fue crucificado al lado de nuestro Señor, dice San Juan Crisóstomo, saltó directamente de la cruz al Paraíso.
También representa una gran alegría para nosotros que María Magdalena haya sido la primera en ver a nuestro Señor Jesucristo resucitado; ella, de quien nuestro Señor en algún momento había expulsado siete demonios, lo que significa que Él es benevolente con todos, con los pecadores que quieren renunciar a ese estado de pecado, y con los pecadores que cambian su vida con el don de Dios y se vuelven santos con Su poder.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 168-169)