El amor que provocan algunas cosas (terrenales) es como un pequeño candil alimentado con aceite, que mantiene encendida su luz; o como un riachuelo formado por el agua de la lluvia, cuyo torrente se detiene al escampar. Pero el amor que tiene a Dios como origen es como una fuente infinita, cuyo caudal nunca se detiene (porque sólo Él es la fuente del amor). Es un manantial que nunca se agotará.

(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoinţă, Cuvântul 32 - Despre deosebirile dragostei)