Palabras de espiritualidad

Reconociendo la fe verdadera

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La fe sin obras no es real. No es posible que el verdadero creyente no traslade su amor a todo lo que hace.

Ante todo, tienes que creer en Dios, que “Él existe y que recompensa a los que le buscan” (Hebreos 11, 6).

La fe, como nos enseña San Antioco, es el principio de nuestra unión con Dios. El verdadero creyente es como una piedra esculpida por la Gracia del Espíritu de Dios para la Iglesia de Dios, la cual se construye con el poder de Cristo y con la Gracia del Espíritu Santo.

“La fe sin obras está muerta” (Santiago 2, 26). Los frutos de la fe son el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la humildad, saber cargar con nuestra cruz y vivir en el Espíritu Santo. Solamente una fe así puede ser considerada “verdadera”. La fe sin obras no es real. No es posible que el verdadero creyente no traslade su amor a todo lo que hace.

(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere din limba greacă Cristian Spătărelu, Editura Egumeniţa, 2005, p. 314)



 

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